Esta encantadora serie de pinturas japonesas sobre seda datan de finales del período Meiji, que abarcó entre 1868 y 1912. Las pinturas representan motivos del mundo natural (principalmente pájaros y flores), muy apreciados en el arte tradicional japonés.
La pintura sobre seda (o en japonés, kenpon chakushoku) tiene una larga tradición que antecede al papel. Originaria de la antigua China, la seda (o eginu) se popularizó en Japón alrededor del siglo XII. El eginu, por lo general, es una tela de seda fina y de tejido sencillo, de tacto áspero. Se utiliza hilo sin refinar, extraído de capullos de gusanos de seda, para tejer la tela. La tinta y la pintura resaltan vívidamente sobre la superficie brillante de la seda.
La seda está respaldada por un soporte de cartón rígido, o urauchi, para hacer que el delicado trabajo sea más robusto y duradero.