Esta etérea colección de acuarelas es obra de una viajera adinerada de finales del siglo XIX y principios del XX. Nuestra artista parece haber estado especialmente interesada en los paisajes marinos, fluviales y lacustres, prefiriendo viajar en barco y representar vistas del agua, y a menudo desde ella. Se trataba claramente de una joven adinerada y con recursos, que al parecer viajaba con una compañera (véase la fotografía, solo a título informativo).
Nuestra viajera visitó los lagos italianos y la Costa Azul francesa en abril de 1904, y luego recorrió las costas del mar Báltico de Alemania, Dinamarca y Suecia en agosto y septiembre del mismo año. En julio de 1905 estuvo en Hampshire, y en agosto sus viajes la llevaron a Escocia. Sus pinturas conectan estos variados paisajes mediante la aplicación suelta de aguadas y una paleta de grises azulados apagados, creando etéreas vistas acuáticas donde el horizonte se funde con el cielo.
Sus localizaciones reflejan la refinada experiencia de viajar a principios del siglo XX: con vistas desde los grandes hoteles victorianos que surgieron en los lagos italianos y desde Villa Cynthia en Cap Martin, en la Costa Azul, donde tan solo tres años después Auguste Rodin se alojó cuando visitó a Joseph Pulitzer para esculpir su busto. Las localizaciones del Báltico evidencian el desarrollo del comercio marítimo en el siglo XIX y la apertura de ciudades como Copenhague, Estocolmo, Tallin y San Petersburgo a los viajeros. Las extensas vías fluviales de la región eran su núcleo, con impresionantes nuevas construcciones como el Canal de Göta, que unía el Mar del Norte y el Mar Báltico y proporcionaba acceso a los lugares más remotos. Al mismo tiempo, el Báltico también satisfizo el gusto romántico por las ideas de naturaleza salvaje y misterio, y las nociones populares del resurgimiento celta y nórdico.
