Esta sorprendente colección de obras representa una amplia gama de flores silvestres británicas sobre tela de gasa de lino; los tipos de flores incluyen violetas silvestres, violetas de pantano y violetas blancas dulces; flores de manzano silvestre y espino; rosas silvestres y pimpinelas; correhuela marina, centella asiática y aulaga; amapola, ranúnculo, narciso, madreselva, campanilla de invierno, nomeolvides y belladona.
Las obras poseen una marcada cualidad decorativa, bordeadas por papel gris oscuro y a menudo cortadas en círculo o superpuestas a otras pinturas sobre una lámina de soporte. La pintura sobre tela de seda se originó en Asia, precediendo a la pintura sobre papel y extendiéndose desde China hasta Japón, y estas obras comparten algunas de las cualidades estéticas de estos estilos tradicionales. Las pinturas sobre seda solían centrarse en temas sencillos, como una rama con fruta o algunas flores, en una paleta de colores limitada y sin ningún detalle de fondo. En Japón, estas imágenes también se presentaban como xilografías, donde los bordes oscuros que rodeaban estas flores evocaban los gruesos contornos negros que solían utilizarse para definir los límites entre las formas en las xilografías.
La elección de flores silvestres, sin embargo, aporta un elemento claramente británico a las pinturas. Estas obras se realizaron en una época en la que las praderas y prados floridos eran comunes. Observar flores silvestres era parte de la vida rural cotidiana, y el conocimiento y la apreciación popular por las cosas sencillas que crecen a nuestro alrededor eran mucho mayores. Se estima que más del 97 % de las praderas de flores silvestres de Gran Bretaña se han perdido desde la década de 1930.
