Esta hermosa colección de litografías coloreadas a mano de mediados del siglo XIX es principalmente de origen francés e incluye varias obras de importantes litógrafos franceses de la época, como Célestin Nanteuil (1813-1873), Théodore Valério (1819-1879) y Alfred André Géniole (1813-1861).
La invención de la litografía por el químico bávaro Alois Senefelder en 1796 revolucionó la impresión, permitiendo que las impresiones se realizaran con mayor rapidez, abaratamiento y abundancia que nunca. La técnica se asentó con éxito en París en 1816, un año después de la caída de Napoleón. En 1839, el impresor Pierre Benoiste declaró: «La litografía es pintura para el pueblo. Las pinturas al óleo… son para los ricos; el grabado es para la burguesía». Se utilizaba para imprimir todo tipo de material en papel, incluyendo partituras, ilustraciones de periódicos, carteles, mapas, horarios, menús y más. Aunque no se concibió como un medio artístico, los artistas plásticos también exploraron rápidamente el potencial de este nuevo medio.
Esta colección de grabados presenta una extensa coloración a mano, que da vida a la litografía monocromática con gran viveza; la goma arábiga y el barniz de recubrimiento suelen intensificar aún más el color. El arte de colorear grabados a mano es una disciplina poco estudiada, pero singular, que requiere habilidad y talento para su correcta ejecución.