Esta cautivadora colección de acuarelas, producida entre las décadas de 1870 y 1890, interpreta una gama de temas y conceptos en forma pictórica, desde los literales "peldaños", "curtidos por el clima" y "efectos soleados", hasta los más abstractos "vacilación", "dividido" y "reminiscencia". Las obras resultantes son un festín visual del pensamiento y el sentimiento victorianos: escenas de género que narran el amor de los victorianos por el pasado y el gusto predominante por lo literario, lo pastoral y lo gótico.
El artista trabajaba en el Odds and Ends Club, presuntamente un club de arte del siglo XIX, cuyo nombre ya captura el espíritu ecléctico de la cultura visual victoriana, que para entonces se encontraba en su apoteosis. El afán incesante de décadas pasadas por explorar, explotar, clasificar, transformar y mejorar se encapsula en imágenes que combinan la nostalgia con los gustos contemporáneos de la clase media. Hay elementos de narrativa académica, alusiones históricas prerrafaelitas y pintura paisajística romántica.
Los clubes de arte del siglo XIX eran reuniones de personas con ideas afines, a menudo con una dimensión social, ideológica o pedagógica. Quizás el más famoso sea el New English Art Club, fundado en Londres en 1885 como alternativa a la Royal Academy, pero existían numerosos otros clubes locales que proporcionaban nuevas infraestructuras para la enseñanza, la revisión por pares y la exhibición. Estas encantadoras pinturas constituyen un interesante testimonio del arte victoriano fuera de las Academias y del inexorable ascenso de una clase media inglesa culta y con espíritu de superación.