Este magnífico conjunto de obras fue coleccionado por un viajero británico del Grand Tour en Nápoles a mediados del siglo XIX. La colección incluye impresionantes gouache vedute de la Escuela Napolitana que representan lugares emblemáticos locales, así como meticulosas representaciones de los frescos decorativos de Pompeya. También hay varias litografías coloreadas a mano de Gaetano Dura, especializado en grabados populares que describen la vida cotidiana de Nápoles. Además de obras de artistas locales, la colección incluye un pequeño número de imágenes topográficas de artistas británicos.
Nápoles y Pompeya eran a menudo la culminación meridional de un Grand Tour europeo, pues era relativamente fácil organizar el transporte de regreso a Inglaterra desde Nápoles en un barco británico. Los acontecimientos de Pompeya y la silueta humeante del Vesubio que dominaba la bahía de Nápoles eran un atractivo único para el viajero y la imaginación romántica. A diferencia de los lugares cívicos de Roma —todos testimonios del poder imperial—, los monumentos de Pompeya eran testimonios de la vida cotidiana, y el poder volcánico del Vesubio inspiraba asombro y horror. La experiencia resultante para el viajero era, por lo tanto, de una autenticidad y una emoción acentuadas. Dicha experiencia justificaba recuerdos únicos, y los viajeros victorianos coleccionaban con voracidad. Las representaciones pictóricas de los lugares clave, pintadas por artistas locales, para llevarse a casa y compartir con otros, servían como recordatorios concretos de este compromiso emocional.